Translation of the song Confesiones de un poeta artist Leo Masliah

Spanish

Confesiones de un poeta

English translation

Confessions of a poet

Cuando inicié los borradores que habrían de llevarme a concretar la obra responsable de mi trayectoria, yo no tenía clara conciencia no ya del tema que iría a tratar, sino siquiera de las palabras con que lo haría. El artículo El con que sin arriesgar mucho lo reconozco, aunque demoré varias semanas en atreverme a ponerlo en el papel da comienzo el texto, no fue puesto por merito propio (del artículo, quiero decir) sino para presentar el sustantivo que le sigue hombre; palabra que con frecuencia se encuentra en mis escritos, más por su naturaleza sustantiva que por su significado. Porque para mí en toda literatura, el sustantivo es el elemento sustantivo, más allá de haber usado ahora su nombre como adjetivo. Y como sustantivo, el que empleé es el que prefiero porque siendo el sustantivo la naturaleza íntima del sujeto, el hombre es por su naturaleza el sujeto universal, al menos en el universo de sus horizontes. Pero en la época en que escribí este poema, yo no tenía tanta claridad sobre esto como ahora, así que escribir El hombre me llevó más de seis meses. El papel estaba sobre el escritorio con apenas estas dos palabras, cuando mi madre empecinada en ordenar mi cuarto, lo tiró o lo perdió, nunca se sabrá. Yo había ido a la farmacia a comprar medicamentos, cuando al volver noté su desaparición. Estaba decidido a provocar un escándalo, pero opté por canalizar la energía del enojo hacia la creación. Y mientras daba un paseo -durante el cual, haciendo uso de ciertas técnicas mnemónicas que había aprendido- pude reconstruir las palabras del papel perdido, se me ocurrió en una ráfaga de inspiración la tercera palabra. Las dos primeras, como se vio, no fueron el resultado de mi vena poética propiamente dicha, sino de abnegados y sostenidos esfuerzos intelectuales durante meses de reflexión. Pero esta tercera vino a mí directamente de las musas, era el regalo con que ellas premiaban mi entrega, mi dedicación. La palabra, la digo sin más dilaciones, porque no me gusta especular con la ansiedad de la gente. La palabra es sencillamente es. Más tarde, yo comprendería ya más calificado como crítico de mi obra, que la inquebrantable solidez de este primer verso está dada por la circunstancia de que es es el verbo por antonomasia, tanto como el hombre es el sujeto por excelencia. Estaba tan contento con este hallazgo que volví a casa bailoteando por las calles como un saltimbanqui, pero al mismo tiempo me sentía exhausto y exigí a mi madre la entrega inmediata de una suma de dinero que me permitiera ir a descansar a una ciudad balnearia y poner nuevamente a punto mi cerebro para poder seguir. Mi madre estuvo de acuerdo en lo concerniente a poner a punto mi cerebro, pero no en lo de la ciudad balnearia. Y el dinero no me lo entregó a mí sino a las autoridades de la clínica psiquiátrica donde me recluyó. Y fue ahí donde surgió esplendorosa la palabra que cerraría el primer verso. Y como la tercera, esta palabra no surgió de la reflexión ni del análisis, pero tampoco me vino de las musas. Se originó en la profunda observación del entorno, al asistir diariamente al absurdo espectáculo de un grupo de personas, cuyas acciones y palabras tenían tan poca conexión como pueden tener el clima y los pronósticos meteorológicos. El filósofo, capaz de expresar la ecuación fundamental de la condición humana, se convirtió de pronto en cronista, en escritor testimonial. La palabra con la que cerré el verso fue loco. Y no pude plasmar ese verso en el papel sino hasta que en la siguiente visita al doctor que me había sido asignado en su consultorio, pude obtener acceso a lápiz y papel. Y este inescrupuloso médico, según pude comprobar con mis propios ojos al termino de la consulta, me plagió. Copiando mi verso en su libreta de diagnóstico y firmándolo desfachatadamente con su nombre y apellido. Desde entonces estamos en litigio ante la sociedad de autores, y tengo la suerte de que algunos periodistas sensibles a mí, en defensión como paciente de hospital, hayan divulgado mi caso ante la opinión pública. Así, miles de ejemplares de diversos diarios han circulado, llevando a innumerables hogares el primer verso de mi poema. Cuando tenga listo el segundo, voy a llamar nuevamente a conferencia de prensa.

When I started the drafts that would lead me to summarize the responsible work of my career, I didn't have a clear consciousness not only about the subject that I was going to deal with, but also the words that I would use. The article The with which without risking a lot I recognize ,though I delayed many weeks in daring to put it in the paper begins the text, it wasn't placed by own merit (of the article, I mean) but for presenting the noun that follows it man; word which frequently is found in my writings, more by its substantial nature than by its meaning. Because for me in every literature, the noun is the substantial element, beyond of having used now its name as an adjetive. And as a noun, the one I used is the one I choose because as the noun is the intimate nature of the subject, the man is by its nature the universal subject, at least in the universe of his horizons. But in the time in which I wrote this poem, I wasn't so clear about this as now, so writing The man took me more than six months. The paper was on the desk with just those two words, when my mother stubborned in cleaning my room, threw it or missed it, I'll never know. I went to the grocery to buy medications, when I noted its dissapearing on the return. I was willing to make a scene, but I opted for channel the anger energy towards to creation. And while I was having a walk -during which, making use of certain mnemonic techinques I've learned- I could reconstruct the words of the missing paper, I came upon in a burst of inspiration the third word. The two first words, as we saw, weren't the outcome of my properly said poetic streak, but of selfless and supported intellectual efforts during months of reflecting. But this third word came to me directly from the muses, it was the gift with which they rewarded my dedication, my determination. The word, I'll say it without any more delays, because I don't like to speculate with the people worries. The word is simply is. Later, I would understand already more qualified as critic of my work, that the unbreakable solidness of this first verse is given by the circumstance that is is the verb par excellence, just like the man is the most typical subject. I was so happy with that finding that I returned home dancing by the streets like an acrobat, but at the same time I felt exhausted and I demanded my mother the inmediate deliver of a quantity of money that allowed me to go to rest in a seaside town and tune up my brain again to keep going. My mother agreed with tuning up my brain, but not with the seaside town. And she didn't deliver the money to me but to the authorities of the mental clinic where she locked me up. And it was there where beautifully appeared the word that would close the first verse. And like the third, this word didn't came from the reflection nor the analysis, but neither came from the muses. It origined in the deep observation of the environment, while assisting daily to the absurd show of a group of people, whose actions and words had so little connection like could have the weather with the meteorological forecasts. The philosopher, able to express the fundamental equation of the human condition, suddenly became a reporter, a testimonial writer. The word with which I closed the verse was crazy. And I couldn't express that verse in the paper until in the following visit to the doctor that was assigned to me in his office, I could obtain access to a pencil and paper. And this unscrupulous doctor, according to what I could verify with my own eyes at the end of the consultation, he plagiarized me. Copying my verse in his diagnosis notebook and signing it shamelessly with his first and last name. Since then we are in a law suit before the author society, and I'm lucky that some journalists that are sensitive to me, in my defense as an hospital patient, have made public my case before the public opinion. So, thousands of copies of diverse newspapers have circulated, taking to an unmeasurable quantity of homes the first verse of my poem. When I have the second verse ready, I'm gonna call press conference again.

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